El "management" occidental cobra valor frente a China
- 27 April, 2011
- Editorial

"¿Cómo es China?", me preguntaron todos a mi llegada a casa con ojos de sueño tras un vuelo nocturno. Mi respuesta fueron unas palabras extraídas de la obra de Noel Coward Vida privadas: "Muy grande, China". No era una respuesta muy impresionante teniendo en cuenta que acababa de pasar seis fabulosos días fanfarroneando sobre Pekín, Shangái y Hong Kong. Tampoco era algo que hubiera aprendido de mi estancia allí. Cuando viajas de un lado a otro, del avión al coche, las distancias dejan de importar.
Al aceptar la invitación a un viaje para compartir distintos puntos de vista, esperaba regresar con una mente rebosante de ideas sobre el management y una maleta repleta de falsificaciones de bolsos. Estaba segura de que las primeras serían tan abundantes como las segundas: no se puede experimentar un milagro económico de la magnitud del chino sin desarrollar curiosas lecciones de management de las que pueden aprender otros países.
Treinta segundos después de aterrizar en Pekín, tuve el primer contacto con el ambiente laboral. Esperándonos para ayudarnos con las gestiones aeroportuarias estaba la mujer más arreglada que he visto en mi vida, con un uniforme de chaqueta azul