4. El «efecto manada» en el consumo de ocio entre los jóvenes en Madrid

La presente investigación se propuso identificar el «efecto manada» que ejerce el entorno en las decisiones de consumo de ocio entre los jóvenes en Madrid e identificar la satisfacción resultante. El trabajo de campo se realizó mediante un cuestionario diseñado exprofeso, el cual fue respondido por estudiantes de nueve campus o facultades de cinco universidades madrileñas (véase anexo): Universidad Rey Juan Carlos (campus de Vicálvaro, Móstoles y Fuenlabrada), Universidad Complutense de Madrid (Facultades de Ciencias Económicas y Empresariales, Psicología y Ciencias de la Información), Universidad Pontificia Comillas (campus de Alberto Aguilera), Universidad Europea (campus de Villaviciosa de Odón) y Universidad Nebrija (campus de Princesa). Así, al abarcar tanto centros públicos como privados, se pudieron validar con verosimilitud los objetivos planteados. El diseño general de
la investigación se realizó en septiembre de 2017; la recopilación de datos, entre los meses de octubre de 2017 a enero de 2018; la construcción del marco teórico, entre los meses de septiembre de 2017 a febrero de 2018, y el análisis de los resultados, entre marzo y abril de 2018.

La presente investigación se propuso identificar el «efecto manada» que ejerce el entorno en las decisiones de consumo de ocio entre los jóvenes en Madrid e identificar la satisfacción resultante

En la Comunidad de Madrid hay seis universidades públicas (Alcalá, Autónoma, Carlos III, Complutense, Politécnica y Rey Juan Carlos), siete privadas (Alfonso X el Sabio, Antonio de Nebrija, Camilo José Cela, Europea de Madrid, Francisco de Vitoria, CEU San Pablo y Pontificia Comillas), además de dos de las más importantes en educación a distancia (la Universidad Nacional de Educación a Distancia y la Universidad a Distancia de Madrid). Según el Espacio Madrileño de Enseñanza Superior (EMES), en el curso académico 2017-2018, en la Comunidad de Madrid, en total hubo 308.983 alumnos; una de las poblaciones universitarias más grandes de Europa.

La magnitud de tal universo de jóvenes universitarios hacía obligatorio construir una muestra lo más amplia posible considerando, naturalmente, el tiempo disponible para contactar a profesores que estuvieran dispuestos a permitir que en horario de clase se distribuyeran y se respondieran los cuestionarios. Resultado del trabajo de cuatro meses de visitar los campus y facultades, los alumnos universitarios que respondieron el cuestionario se distribuyeron como sigue: i) 291 en la Rey Juan Carlos; ii) 267 en la Complutense; iii) 51 en la Pontificia Comillas; iv) 42 en la Europea, y v) 35 en la Antonio de Nebrija. Un total de 686 alumnos, equivalentes al 0,22 % de la población total. Dado que era materialmente imposible que, cuando menos, el 1 % fuera encuestado, la fortaleza de la muestra reside en la dispersión de los nueve campus y facultades. A continuación se muestran los resultados alcanzados.

En primer lugar, se identificó el perfil de la población en general, por género y edad (no se les preguntó por el o los grados que actualmente estudian por ser irrelevante para la investigación). El 54 % son mujeres y el 46 %, hombres y, de acuerdo a la edad, el 47 % tiene entre 18 y 20 años; el 35 %, entre 21 y 23 años, y el 18 %, 24 años en adelante.

Figura 2. Género y edad de los participantes

Género y Edad de los participantes

El primer bloque se conformó por cuatro preguntas.

Las dos primeras son preguntas compuestas, lo que significa un doble posicionamiento; por una parte, decidir qué harían con algún dinero excedente, si marcharse de viaje con amigos o «tapar agujeros» y, por otra, decidir qué harían en caso de que sus amigos espontáneamente organizaran una fiesta, y a continuación tenían que definir sus prioridades. Como se puede ver, el resultado arrojado en el AHP (el programa utilizado fue el SPSS) es que, en la pregunta 1, el 59% de las preferencias fue a favor de las dos opciones que priorizaban A, mientras que un reducido 18% priorizaba la B. En la pregunta 2, la combinación preferida es la A, «Suspender lo que estás haciendo y sumarte a la fiesta», la cual arrojó un 54%, mientras que, en las alternativas menos preferidas, dio un 17% a favor de, o bien directamente rechazar el ofrecimiento, o bien pensarlo mucho. De estas respuestas se deduce que, en efecto, estos jóvenes manifiestan un fuerte deseo de agradar y no defraudar a sus amigos.

Género y Edad de los participantes

En las preguntas 3 y 4 se plantea una situación concreta: en un caso, para asistir a un concierto que dará un grupo por el que no sienten especial interés y expresar su parecer sobre una cuestión especialmente sensible, como lo es el dinero. En la pregunta 3, el 74 % de las preferencias confirma que irían, una, con más convencimiento y otra, con algo menos, pero igualmente asentirían; en cambio, un reducido 17 % señala que «Les diría que lo siento pero que no me interesa» (un 5 %) y «Me inventaría una excusa para no ir» (un 12 %).

La pregunta 4 describe una hipotética situación, donde se supone que un sábado por la noche salen con amigos, consumen unas copas y lo pasan bien pero, al pedir la cuenta, los amigos les piden que paguen las consumiciones y luego se les reembolsará el dinero. La opción mayoritaria es «Tendría que darle muchas vueltas» (37 %), seguida de «Probablemente, lo haría» (34 %). Este dato es significativo. En el lado contrario, las respuestas «Ni hablar» y «Probablemente, no lo haría» suman el 21 %, a notable distancia de las dos anteriores.

Los resultados de las cuatro primeras preguntas están en consonancia con el trabajo de Muchnik, Aral y Taylor (2013), donde señalan que las reacciones positivas crean un «efecto manada», mientras que las negativas, lo contrario. Según el trabajo de Muchnik y sus colaboradores, un comentario u opinión positiva tiene una probabilidad de arrastrar otro en el mismo sentido del 32 %; es decir, cada «Me gusta» que se marca en el perfil de alguien en una red social «tiene el poder» de arrastrar a que otros hagan lo mismo. En nuestro caso, las opiniones tan favorables en beneficio del grupo (incluso en detrimento de las decisiones verdaderamente preferibles) buscaban la aceptación de «la tribu»; la constatación de que se forma parte de un grupo.

Los resultados de las cuatro primeras preguntas señalan que las reacciones positivas crean un «efecto manada», mientras que las negativas, lo contrario

Un segundo bloque de preguntas sobre la búsqueda de respuestas en lo concerniente a la presión social también se planteó como situaciones hipotéticas parecidas o probables a las que se pueden enfrentar. Este tipo de preguntas presenta considerables ventajas en relación con las preguntas abiertas sin un perfil definido por rango de edad o nivel sociocultural, cuestión superada en este caso por tratarse de jóvenes universitarios.

Género y Edad de los participantes

La pregunta 5 dice: «Cuando tengo alguna duda sobre temas personales, suelo preguntar a amigos sobre lo que más me conviene». Esta fue formulada para constatar la verdadera importancia y credibilidad que los individuos dan a los miembros del grupo. Milgram, Bickman y Berkowitz (1969) llevaron a cabo un experimento (ya considerado un clásico), consistente en elegir una esquina concurrida y mirar al cielo durante 60 segundos; cuando una cantidad aproximada a 15 personas imita el gesto, la tendencia es que a continuación la mayoría de los viandantes se sume a la observación. En la presente investigación, la opción «Ni me lo planteo» alcanzó un pobre 5%, a mucha distancia de las opciones que buscaban considerar (y sumar) a los amigos. En nuestro caso, más que la opinión de los amigos, lo que en realidad se desea es la confirmación de que estamos en lo cierto, solo que necesitamos aliados. Técnicamente, se denomina «sesgo de confirmación» y explica, por ejemplo, por qué mucha gente cree en las teorías de la conspiración o en la pseudociencia; no siempre los hechos y los argumentos racionales son eficaces para hacer cambiar las creencias de la gente.

Las preguntas 6 y 7 son complementarias porque ponen en cuestión las preferencias entre la reafirmación de pertenencia al grupo y una relación sentimental estable con otra persona (en principio, ajena al grupo). Ambas se reafirman sobre la misma idea, la duda, lo que evidencia una respuesta natural ante una decisión incómoda, porque en una, el 43 % indica «A veces sí, a veces no» prefiero quedarme con mi pareja, y en la otra, «Por ahora no tengo claro» si, cuando encuentre una pareja estable, saldré menos con mis amigos. Apenas el 10 % está convencido o muy convencido de que preferirá a la pareja por encima de los amigos.

La última pregunta del primer ítem es especialmente interesante porque plantea una situación extrema: mentir a la Policía para exonerar a los amigos de un acto punible. Las opciones «Ni hablar» y «Probablemente, no lo haría» suman el 25 %, mientras que las dos más contrarias y, por tanto, a favor del encubrimiento, suman el 36 % («Probablemente, lo haría» y «Sin duda, lo haría»). La opción intermedia, y por tanto dubitativa, es la mayoritaria, con un 39 % («Tendría que darle muchas vueltas»). Como es natural, el cuestionario fue respondido sin la presión directa que presumiblemente habría en una situación real, aunque, por otra parte, también hay que considerar que no todo cuanto pensamos lo llevamos a cabo (que nos guste un coche no necesariamente se traduce en que vayamos al concesionario y compremos uno).

Las siguientes siete preguntas corresponden a conocer la satisfacción resultante de las decisiones de consumo de ocio con amigos.

Las preguntas 9, 10 y 11 están relacionadas porque plantean tres situaciones parecidas y en donde el objetivo se dirige a conocer el grado de satisfacción de salir a divertirse con amigos, a diferencia de las anteriores, orientadas a conocer el grado de compromiso con el grupo. Así, en la pregunta 9, «Siento un gran alivio cuando, por algún imprevisto, se cancela el salir de fiesta con amigos», la opción más elegida fue «A veces sí, a veces no» (40%). En el extremo de insatisfacción están las respuestas «De acuerdo» y «Totalmente de acuerdo», con el 24% en conjunto, mientras que en el extremo opuesto, «En desacuerdo» y «Totalmente en desacuerdo» llegan al 36%, una distancia considerable. Sin embargo, en las siguientes dos preguntas la tendencia se modera. Así, en la pregunta 10, «Siempre que tomo una decisión para salir un sábado por la noche, me planteo qué habría ocurrido si hubiera elegido otra opción», la ambivalencia sigue siendo mayoritaria, con el 44%, pero el resto de respuestas se encuentra en valores muy similares (entre el 12% y el 15%).

Género y Edad de los participantes

Los resultados de la pregunta 11 son justo en sentido contrario a los de la pregunta 9 porque, ante la afirmación de «Me resulta imposible negarme cuando "la pandilla" sale de fiesta», en efecto, el 4 % reconoce estar «De acuerdo» y el 14% «Totalmente de acuerdo»; en total, 6 %. En signo contrario, apenas el 17% de las opciones estuvo entre «En desacuerdo» y «Totalmente en desacuerdo». En cuanto a la realización de algún tipo de reflexión sobre la decisión de salir de fiesta con los amigos (pregunta 12), el resultado es que «Casi siempre lo hago» y «Siempre lo hago» suman un 16%, a bastante distancia de «Nunca lo hago» y «Casi nunca lo hago», con el 57%.

Por último, en las preguntas 13, 14 y 15 se pretendía valorar las experiencias derivadas del consumo de ocio con los amigos. En los tres casos, los resultados son bastante claros: i) en la pregunta 13, «¿Has sentido algún tipo de remordimiento por haber salido con tus amigos de fiesta?», la suma de las opciones «Definitivamente, sí» y «Muchas veces» alcanza el 6%, mientras que la suma de «Nunca» y «Casi nunca», apenas el 14%; ii) la pregunta 14 era: «¿En algún momento te has sentido decepcionado por haber salido de fiesta con amigos?», donde la suma de «Definitivamente, sí» y «Muchas veces» alcanza el 71%, y «Nunca» y «Casi nunca», el 15%, y iii) en la pregunta «La próxima vez que salga a divertirme, lo haré con nuevos amigos», un reducido 8% expresó «De acuerdo» y «Totalmente de acuerdo», a mucha distancia de «Totalmente en desacuerdo» (55%), lo que constata que, a pesar de que la valoración del consumo de ocio con los mismos amigos no es tan satisfactoria, está fuera de discusión dejar de tenerlo.

Género y Edad de los participantes